miércoles, 28 de abril de 2021
jueves, 22 de abril de 2021
Tratamiento y diagnostico de la ansiedad
¿Cómo se diagnostica?
Su profesional de atención primaria le hará una evaluación de
salud mental. Este es un examen de su salud emocional. Incluye preguntas sobre
sus síntomas y por cuánto tiempo los ha tenido. Si es necesario, se le puede
recomendar que vea a un especialista en salud mental como un psicólogo o un
psiquiatra. Estos profesionales se especializan en el diagnóstico y el
tratamiento de los problemas de salud mental.
¿Cómo
se tratan?
Los trastornos de ansiedad se pueden tratar con psicoterapia,
medicamentos o ambos. El tratamiento ayuda a la mayoría de las personas a
llevar una vida normal y productiva.
Los
métodos de la psicoterapia incluyen:
Terapia cognitivo-conductual: Enseña diferentes formas de
pensar, comportarse y reaccionar a las situaciones que desencadenan los
problemas.
Terapia cognitiva: Ayuda a identificar, cuestionar y
neutralizar los pensamientos perjudiciales o distorsionados.
Terapia de exposición: Ayuda a enfrentar los miedos para poder
participar en las actividades que se han evitado.
Los medicamentos pueden aliviar los síntomas pero no curan los trastornos de ansiedad:
Los medicamentos para la ansiedad (ansiolíticos) pueden reducir los síntomas, los ataques de pánico, el miedo extremo y la preocupación. Los antidepresivos pueden mejorar la forma en que el cerebro utiliza ciertas sustancias químicas que controlan el estado de ánimo y el estrés. Los betabloqueantes pueden aliviar síntomas físicos de la ansiedad como latidos cardíacos rápidos (taquicardia), temblores y rubor.
Padecer Ansiedad
¿Quiénes la padecen?
Los trastornos de ansiedad son comunes tanto en los hombres
como en las mujeres. Sin embargo, las mujeres tienen más probabilidades de
tenerlos. Hay factores genéticos y ambientales que aumentan el riesgo de tener
un trastorno de ansiedad. Los factores de riesgo son varios, por ejemplo, un
evento estresante o negativo al principio de la infancia o la vida adulta, y
antecedentes familiares de ansiedad o enfermedad mental.
¿Cuáles
son los síntomas?
- Inquietud, agitación o nerviosismo
- Temblores
- Cansarse con facilidad
- Dificultad para concentrarse
- Irritabilidad
- Rigidez muscular
- Sentimientos de una catástrofe inminente
- Preocupaciones irracionales con respecto a objetos o situaciones
- Dificultad para controlar las preocupaciones
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño
martes, 20 de abril de 2021
¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Los
trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece y
puede empeorar con el tiempo. Los síntomas pueden interferir con las
actividades diarias, como el desempeño en el trabajo, la escuela y las
relaciones entre personas.
¿Cuáles
son los tipos de trastornos de ansiedad?
Existen
varios tipos de trastornos de ansiedad, incluyendo:
Trastorno
de ansiedad generalizada: Las personas con este trastorno se preocupan
por problemas comunes como la salud, el dinero, el trabajo y la familia. Pero
sus preocupaciones son excesivas y las tienen casi todos los días durante al
menos 6 meses
Trastorno
de pánico: Las personas con trastorno de pánico sufren de ataques de
pánico. Estos son repentinos y repetidos momentos de miedo intenso sin haber un
peligro aparente. Los ataques se producen rápidamente y pueden durar varios
minutos o más
Fobias: Las
personas con fobias tienen un miedo intenso a algo que representa poco o ningún
peligro real. Su miedo puede ser por arañas, volar, ir a lugares concurridos o
estar en situaciones sociales (conocida como ansiedad social)
ANSIEDAD
La
ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que sude,
se sienta inquieto y tenso, y tener palpitaciones. Puede ser una reacción
normal al estrés.
Por ejemplo, puede sentirse ansioso cuando se
enfrenta a un problema difícil en el trabajo, antes de tomar un examen o antes
de tomar una decisión importante. Si bien la ansiedad puede ayudar a enfrentar
una situación, además de darle un impulso de energía o ayudarle a concentrarse,
para las personas con trastornos de ansiedad el miedo no es temporal y puede
ser abrumadora.
viernes, 16 de abril de 2021
Mejora la asertividad
¿Se puede prevenir la falta de asertividad?
Para
evitar caer en la falta de asertividad, es importante llevar a cabo un
aprendizaje que no tenga las características explicadas anteriormente, es
decir, valorando las conductas asertivas, evitando conductas agresivas o
sumisas, conociendo los derechos propios, etc.
¿En qué
consiste el tratamiento de la falta de asertividad?
Existen
técnicas para mejorar el problema que no tienen como objetivo cambiar la
personalidad, sino cambiar aspectos que hagan sentir mejor al paciente. La
terapia se basa en una serie de técnicas de reestructuración cognitiva,
teniendo en cuenta factores como plasmar los sentimientos, dar importancia a
las creencias, analizar las ideas irracionales y tratar de corregirlas, etc.
¿Cuáles son las causas de la falta de asertividad?
Las principales causas son la forma de aprendizaje y educación respecto a la asertividad:
- Castigo o falta de refuerzo a las conductas asertivas
- No valorar el refuerzo social
- Obtener más refuerzo gracias a conductas agresivas o sumisas
- No saber distinguir adecuadamente situaciones en las que hay que dar una respuesta concreta
- Conocer la conducta apropiada, pero sentir tanta ansiedad que se transmite de forma parcial
- No conocer o rechazar los derechos propios
- Patrones de pensamiento irracionales
¿Qué síntomas presenta la falta de asertividad?
Una persona con falta de asertividad se caracteriza por varios factores en su manera de pensar y hablar:
- Volumen de voz tenue
- Poca fluidez al hablar
- Tartamudeos
- Inseguridad
- Siente que no le entienden o que se ríen de él/ella
- Más preocupación por los demás que por uno mismo
- Sentimiento de impotencia
- Ansiedad
- Frustración
Como
consecuencia, este conjunto de síntomas provoca la pérdida de autoestima y de
respeto a los demás.
jueves, 15 de abril de 2021
Ejemplos de asertividad en la comunicación
Ahora que ya sabes qué es la asertividad, tienes que saber que hay muchas técnicas para
ser asertivos.
Una de las técnicas que mejor
funcionan es desarmar antes al otro con un cumplido o un reconocimiento de su
labor, de su persona o de su tarea, para después pasar a expresar lo que
necesitamos.
Vamos a ver un ejemplo ilustrativo de la conducta asertiva:
Mujer: "José, ¿podrías ir a
recoger a los niños al colegio?, tengo aún que preparar la lección para mañana
y creo no me dará tiempo."
Marido: "Los siento María,
pero acabo de volver del trabajo y estoy muy cansado, ve tú."
Mujer: "Sé que estás muy cansado,
normal porque te esfuerzas mucho en tu trabajo. Tu jefe debería de darse cuenta
de eso y no cargarte con tantas tareas. Pero te pido el favor de que recojas
los niños, ya que tengo que hacer este trabajo para mañana. Luego podremos
descansar."
En este último ejemplo se
defienden los propios derechos (derecho a pedir ayuda y a expresar las
opiniones) sin vulnerar los derechos del otro, puesto que no hay ningún tipo de
orden, menosprecio o agresividad hacia la otra persona.
En resumen: ser asertivo es expresar
nuestros puntos de vista respetando el de los demás.
Recuerda que ser asertivo no
significa querer llevar siempre la razón, sino expresar nuestras opiniones y
puntos de vista, sean estos correctos o no. Todos tenemos también derecho a
equivocarnos y a no ser juzgados por ello de manera excesiva.
miércoles, 14 de abril de 2021
Las claves de la asertividad: Aprende a ser asertivo
Comienza con algo pequeño:
Si la idea de ser asertivo te hace
sentir especialmente mal o inseguro, comienza con situaciones de bajo
riesgo. Por ejemplo, si pides una hamburguesa, y el camarero te trae un salmón
a la plancha, hazle ver su error y envíalo de vuelta.
En el camino para ser más
asertivo, el NO es tu mejor compañero. Debes decir no más a menudo. Es
posible ser firme y decidido con el NO sin dejar de ser considerado.
Al principio, decir que no puede
hacer que te sientas ansioso, pero con el tiempo llegarás a sentirte bien y
bastante liberado.
Es probable que algunas personas se
sientan decepcionadas ante esta nueva situación. Pero recuerda que mientras expreses
tus necesidades de una manera considerada, no eres en absoluto responsable de
su reacción.
Cuando te estás afirmando a ti
mismo, menos, es más. Haz tus peticiones de manera sencilla y directa. No hay
necesidad de dar explicaciones elaboradas (véase más adelante). Es suficiente
con decir cortésmente lo que piensas, sientes o deseas.
Utiliza el «yo»:
Al hacer una petición o expresar
desaprobación usa el «yo». Hazlo siempre en primera persona. En lugar de
decir: «Eres muy desconsiderado. No tienes ni idea de lo duro que ha sido el
día de hoy. ¿Por qué me pides que haga todas estas tareas?», debes decir «Estoy
agotado hoy. Veo que quieres que haga todas estas cosas, pero no voy a poder
hacerlas hasta mañana».
Al menos que estés pidiendo algo que sea manifiestamente irrazonable, no hay razón para sentirse culpable o avergonzado por expresar una necesidad o deseo. Así que deja de pedir disculpas cuando pides algo. Sólo pídelo educadamente y espera a ver cómo la otra persona responde. Ser asertivo es comunicar.
Debes parecer seguro al hacer una
solicitud o indicar una preferencia. Ponerse de pie, inclinarse un poco,
sonreír o mantener una expresión facial neutra, mirar a la persona a los ojos,
son acciones que denotan seguridad. También debes asegurarte de hablar con
claridad y en voz lo suficientemente alta.
El
resultado de una acción asertiva puede llevarte a conseguir exactamente lo que
quieres, o quizás un compromiso, o tal vez un rechazo, pero independientemente
del resultado, dará lugar a que te sientas más cerca de controlar tu propia
vida.
La asertividad alimenta la confianza en uno mismo, mejorando así la autoestima. Optimiza el control de tu vida y tus emociones, y mejora sustancialmente las relaciones con los demás.
lunes, 12 de abril de 2021
La asertividad y la ansiedad
El elemento básico de la asertividad consiste en atreverse a mostrar nuestros deseos de forma amable, franca, etc., pero el punto fundamental consiste en lanzarse y atreverse. Puede ayudarnos a mostrar lo que sentimos y deseamos, porque sabemos que lo estamos haciendo de forma adecuada, que nadie se puede ofender. Esto nos ayudará a atrevernos a hacerlo. Pero cuando la ansiedad y el miedo son demasiado grandes hasta el punto de que nos dificultan o impiden expresar nuestros deseos, hemos de plantearnos una estrategia para superarla.
La asertividad conduce a una reducción notable de la ansiedad.
Asertividad
La Asertividad se define como: "la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento". Está en el tercer vértice de un triángulo en el que los otros dos son la pasividad y la agresividad. Situados en el vértice de la pasividad evitamos decir o pedir lo que queremos o nos gusta, en la agresividad lo hacemos de forma tan violenta que nos descalificamos nosotros mismos.
Emplear el asertividad es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma clara. El asertividad consiste también en hacer y recibir cumplidos, y en hacer y aceptar quejas.
viernes, 9 de abril de 2021
Trastornos comunes en los niños
Entre los
trastornos de salud mental en los niños, o los trastornos del desarrollo de los
que se ocupan los profesionales de la salud mental, pueden incluirse los
siguientes:
- Trastornos de ansiedad. Los
trastornos de ansiedad en los niños son miedos, preocupaciones o
ansiedades persistentes que perturban su capacidad para participar en los
juegos, en la escuela o en situaciones sociales típicas de su edad. Los
diagnósticos incluyen el trastorno de ansiedad social, el trastorno de
ansiedad generalizada y el trastorno obsesivo-compulsivo.
- Trastorno por déficit de
atención e hiperactividad. En comparación con la
mayoría de los niños de la misma edad, los niños con trastorno por déficit
de atención e hiperactividad tienen dificultades de atención,
conductas impulsivas, hiperactividad o alguna combinación de estos
problemas.
- Trastorno del espectro
autista. El trastorno del espectro autista es
una afección neurológica que se manifiesta en la infancia temprana,
generalmente antes de los tres años. Aunque la gravedad de este
trastorno varía, el niño que lo padece tiene dificultades para
comunicarse e interactuar con los demás.
- Trastornos alimentarios. Los
trastornos alimentarios se definen como la preocupación por un tipo de
cuerpo ideal, el pensamiento desordenado sobre el peso y la pérdida de
peso, y los hábitos alimenticios y de dieta riesgosos. Los trastornos
alimentarios, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el
trastorno alimentario compulsivo, pueden dar lugar a disfunciones
emocionales y sociales y a complicaciones físicas que ponen en riesgo la
vida.
- Depresión y otros trastornos
del estado de ánimo. La depresión es un
sentimiento persistente de tristeza y pérdida de interés que perturba la
capacidad del niño para desempeñarse en la escuela e interactuar con los
demás. El trastorno bipolar provoca cambios del estado de ánimo extremos
entre la depresión y la euforia extrema que pueden ser descuidados,
arriesgados o riesgosos.
- Trastorno por estrés
postraumático. El trastorno por estrés
postraumático es un sufrimiento emocional prolongado, ansiedad,
recuerdos inquietantes, pesadillas y conductas perturbadoras en respuesta
a la violencia, al maltrato, a las lesiones o a otros sucesos traumáticos.
- Esquizofrenia. La
esquizofrenia es un trastorno de las percepciones y los pensamientos que
hace que una persona pierda el contacto con la realidad (psicosis).
Aparece con mayor frecuencia entre los últimos años de la adolescencia y
hasta los 29 años, y provoca alucinaciones, ideas delirantes y
trastornos del pensamiento y el comportamiento.
¿Cuáles
son los signos de advertencia de las enfermedades mentales en los niños?
Estas son
algunas señales de advertencia de que tu hijo puede tener un trastorno de salud
mental:
- Tristeza persistente (dos o más semanas)
- Retirarse de las interacciones sociales
o evitarlas
- Herirse a sí mismo o hablar de herirse a
sí mismo
- Hablar de muerte o suicidio
- Arrebatos o la irritabilidad extrema
- Comportamiento fuera de control que
puede ser perjudicial
- Cambios drásticos de humor,
comportamiento o personalidad
- Cambios en los hábitos alimenticios
- Pérdida de peso
- Dificultad para dormir
- Frecuentes dolores de cabeza o de
estómago
- Dificultad para concentrarse
- Cambios en el rendimiento académico
- Evitar o faltar a la escuela
¿Qué
debo hacer si sospecho que mi hijo padece una afección de salud mental?
Si te
preocupa la salud mental de tu hijo, consulta al médico de tu hijo. Describe
los comportamientos que te preocupan. Habla con el profesor de tu hijo, sus
amigos cercanos, parientes u otros cuidadores para ver si han notado cambios en
el comportamiento de tu hijo. Comparte esta información con el médico de tu
hijo.
¿Cómo
puedo ayudar a mi hijo a lidiar con una enfermedad mental?
Tú
tendrás una función importante en el apoyo del plan de tratamiento de tu hijo.
Para cuidar de ti y de tu hijo:
- Infórmate sobre la enfermedad.
- Considera la posibilidad de recibir
asesoramiento familiar que trate a todos los miembros como socios en el
plan de tratamiento.
- Pídele al profesional de salud mental de
tu hijo que te aconseje cómo responderle a tu hijo y manejar los
comportamientos difíciles.
- Inscríbete en programas de capacitación
para padres, en particular los diseñados para padres de niños con
enfermedades mentales.
- Explora técnicas de manejo del estrés
que te ayuden a responder con calma.
- Busca formas de relajarte y divertirte
con tu hijo.
- Elogia las fortalezas y habilidades de
tu hijo.
- Trabaja con la escuela de tu hijo para
asegurar el apoyo necesario.
jueves, 8 de abril de 2021
Trabajar la alegría en los niños
La alegría es el motor que mueve la vida de nuestro hijo.
Todos queremos que nuestro hijo sea alegre, que sea feliz. Pero debemos
entender que es imposible que siempre sea así y que hay muchos niños a los que
les cuesta expresar esa emoción o sentimiento.
La felicidad está formada por grandes momentos de alegría y
pequeños instantes de ira, miedo, tristeza y asco. Porque alegría también
necesita del resto para continuar su camino.
Las emociones, esas grandes desconocidas para los niños.
Podemos ayudarles a comprenderlas. Siéntate con tu hijo, habla con él, expresa
tú las tuyas e intenta explicarle qué siente. ¿Está enfadado? Sintió ira. ¿Por
qué? Haz que se plantee todas estas preguntas y sobre todo, haz que entienda
que ninguna de estas emociones es mala. Todas, absolutamente todas, son
necesarias y de todas ellas se puede aprender.
¿Qué podemos aprender de la tristeza?
Sin la tristeza no podría existir la alegría. Son
complementarias. ¿Cómo íbamos a saber lo maravillosa que es la risa si nunca
lloramos? La tristeza a menudo nos hace reflexionar, ahondar más en nuestros
sentimientos y motiva a superar y hacer frente a aquello que nos está haciendo
tanto daño.
¿Por qué nos sentimos tristes? ¿Qué podemos hacer para
evitarlo? Pero cuidado: la tristeza también puede llevar al niño a perder
ilusión y llevarle a la depresión. Siempre, tras un momento de tristeza,
debemos intentar que vuelva a aparecer la alegría. Y, si esto no es así, ya
aparecen síntomas como comportamientos agresivos, baja autoestima, duerme mucho
o poco, come de manera irregular, interés por irse de casa o conversaciones
sobre el suicidio deberíamos consultar con un especialista.
¿Por qué los niños necesitan de la emoción de la ira?
Cierto, la ira es la 'menos lista' de las emociones. Cuando se
deja llevar, no existe el razonamiento. Explota. Pero es necesaria, sí. A veces
la ira desemboca luego en tristeza... y la tristeza da paso a la alegría. De la
ira también se aprende.
Es normal que aparezca ira en nuestro hijo cuando alguien le
pega, o cuando se aprovechan de él. Es en cierta forma un arma de defensa, una
forma de entender 'esto no me gusta' ¡esto me enoja'... 'no quiero sentirme
así'. Y en ese momento ira pone en marcha un mecanismo para pensar cómo
defenderse ante todo eso que le provoca enfado.
Surge el asco en los niños
El asco ayuda a elegir, a aprender a decir No. Ayuda al niño a
formar una personalidad: 'quiero esto porque esto otro no me gusta'. Si no
existiera el asco (no entendido sólo como asco a un alimento, sino con rechazo
a determinadas cosas o aspectos de la vida), nuestro hijo sería tan sumamente
conformista que no podría tener una personalidad fuerte ni tomar decisiones
importantes en la vida.
La emoción del miedo en los niños
Puede que en un momento determinado el miedo necesite hacer
acto de presencia. Si nuestro hijo no tuviera miedo de nada, pondría en riesgo
su vida constantemente. El niño tiene miedo a caerse, miedo a tropezar... pero
también tiene miedo a no ser capaz de lograr lo que se propone.
El miedo, por otro lado, hace que el niño se marque retos y
que luche por superarlos. Que aprenda. Y, por qué no, que se sienta invencible.
Pero es un arma de doble filo: el miedo también le puede bloquear e incluso,
conducir al pánico. Es el máximo nivel de alerta de nuestro cuerpo: si
enseñamos a nuestro hijo a utilizar el miedo para crecer, será un arma poderosa
para él.
Las 5 emociones básicas de los niños
Alegría, tristeza, ira, miedo y asco son los nombres de las 5 grandes emociones que manejan nuestras vidas. Tal y como explican a las mil maravillas en la película de 'Inside Out', de Pixar ('Del Revés'). Alegría, por supuesto, es la emoción que debe gobernar sobre el resto. Pero alegría a veces no puede llegar sin dejar que antes Tristeza haga su trabajo. Pero... ¿por qué son necesarias todas estas emociones? Según el estudio Psicología de la Emoción, de Mariano Choliz, del departamento de psicología básica de la Universidad de Valencia, las emociones tienen una función adaptiva, otra emocional y una última motivacional.
miércoles, 7 de abril de 2021
Mitos sobre la Salud Mental Infantil
El sufrimiento de un
niño con problemas psiquiátricos es mucho menos evidente. Muchos niños y
adolescentes con problemas emocionales mantienen su sufrimiento en secreto.
Otros expresan sus sentimientos de forma peligrosa u ofensiva. Debido en gran
parte al estigma (miedo, vergüenza y malentendidos sobre los trastornos
psiquiátricos), la mayoría nunca recibe atención clínica.
Desmentir los mitos
sobre la salud mental infantil es fundamental para que más niños reciban la
ayuda y comprensión que merecen.
MITO 1: Un niño que tiene un trastorno psiquiátrico está dañado de por vida.
Un trastorno
psiquiátrico no es de ninguna manera una indicación del potencial de un niño
para la felicidad y la realización futuras. Si se reconocen y tratan las
dificultades de un niño (cuanto antes, mejor), tendrá muchas posibilidades de
controlar o superar los síntomas y convertirse en un adulto sano.
MITO 2: Los problemas psiquiátricos son resultado de una debilidad personal.
Puede ser difícil
separar los síntomas del trastorno psiquiátrico de un niño (comportamiento
impulsivo, agresividad o ansiedad extrema, por ejemplo) del carácter de un
niño. Pero un trastorno psiquiátrico es una enfermedad, como la diabetes o la
leucemia, y no un tipo de personalidad. No podemos esperar que los niños y
adolescentes tengan las herramientas para superar estos desafíos por sí solos,
pero pueden recuperarse con la ayuda de sus padres y un plan de tratamiento y
diagnóstico eficaces.
MITO 3: Los trastornos psiquiátricos son resultado de una mala crianza.
Si bien el entorno en
el hogar de un niño y las relaciones con sus padres pueden exacerbar un
trastorno psiquiátrico, estas cosas no causan el trastorno. Se considera que
cosas como la ansiedad, la depresión, el autismo y los trastornos del
aprendizaje tienen causas biológicas. La crianza de los hijos no tiene la
culpa. Pero los padres juegan un papel central al brindar un apoyo y cuidado
que son cruciales en la recuperación de su hijo.
MITO 4: Un niño puede controlar un trastorno psiquiátrico mediante la fuerza de voluntad.
Un trastorno no es una
ansiedad leve o una baja en el estado de ánimo. Es una angustia y disfunción
graves que pueden afectar todas las áreas de la vida de un niño. Los niños no
tienen las habilidades y la experiencia de vida para manejar condiciones tan
abrumadoras como la depresión, la ansiedad o el trastorno por déficit de
atención con hiperactividad o TDAH. Pueden beneficiarse profundamente del plan
de tratamiento adecuado, que generalmente incluye un tipo de terapia
conductual, y recuperar su salud y felicidad.
MITO 5: La terapia para niños es una pérdida de tiempo.
El tratamiento de los
trastornos psiquiátricos infantiles no es una terapia de conversación a la
antigua. En la actualidad, los mejores programas de tratamiento basados en evidencia para niños y adolescentes
utilizan la terapia cognitivo-conductual, que se enfoca en cambiar los
pensamientos, sentimientos y comportamientos que les están causando serios
problemas. Y la investigación ha demostrado que existe una ventana de
oportunidad (los primeros años en los que aparecen los síntomas), cuando las
intervenciones de tratamiento tienen más éxito.
MITO 6: Los niños están medicados de manera excesiva.
Dado que muchas voces públicas
(muchas sin experiencia clínica o de primera mano) han cuestionado el uso de
medicamentos en el tratamiento de trastornos psiquiátricos infantiles, muchas
personas creen que los psiquiatras recetan medicamentos a todos los niños que
ven. Sin embargo, la verdad es que los buenos psiquiatras tienen gran cuidado
al decidir si iniciar un plan de tratamiento para un niño que incluya
medicamentos, y cómo hacerlo (generalmente junto con la terapia conductual).
Nunca ponemos en duda si un niño con diabetes o un trastorno convulsivo debería
recibir medicamentos: deberíamos tomarnos las enfermedades psiquiátricas con la
misma seriedad.
MITO 7: Los niños superan los problemas de salud mental a medida que crecen.
Los niños tienen menos
probabilidades de “superar” los trastornos psiquiátricos que estos de
“convertirse” en enfermedades más perjudiciales. La mayoría de los problemas de
salud mental que no se tratan en la infancia se vuelven más difíciles de tratar
en la edad adulta. Debido a que sabemos que la mayoría de los trastornos
psiquiátricos surgen antes de que los niños cumplan 14 años, deberíamos tener
un gran incentivo para evaluar a los jóvenes en busca de problemas emocionales
y de comportamiento. Luego, podemos coordinar las intervenciones, mientras el
cerebro del niño responde mejor al cambio y es más probable que el tratamiento
tenga éxito.
martes, 6 de abril de 2021
Historia de la infancia: función y valor del niño.
Aunque se utiliza el término de infancia como etapa
cronológica, es preciso señalar que se hace referencia a la infancia como lo
genérico, porque cada niño -al igual que todo ser humano- es diferente y tiene
diferentes reacciones ante los mismos estímulos. Como afirma Spinke Jonze:
"... el problema es que se ha extendido la idea de que los niños son sólo
de una determinada manera."
El concepto de infancia aparece, según Ph. Ariès en el S. XV
al XVII, como un constructo de la historia moderna. La infancia, hasta
entonces, estaba subsumida y diluida como un todo del adulto.
Para algunos, hablar de la infancia es apelar a un sentimiento
de ternura, a una visión rosa, cándida, inocente y angelical del mundo
infantil. Frente a esta idealización, hay otra realidad del niño. La historia
de la infancia nos muestra la función tan distinta que el niño ha tenido a lo
largo de los tiempos. Así, por ejemplo, etapa como la adolescencia, es algo
reciente, que no existió anteriormente como tal.
El niño como ser social, no queda fuera de las leyes del
intercambio, de la economía y de la producción.
Siguiendo a Lloyd de Mause, si en una época fue el
infanticidio o el abandono en las amas de cría, la forma de responder a lo que
suponía el valor y papel del niño; en otros tiempos, fue la explotación
laboral, en los albores de la sociedad industrial; y hoy lo es, como consumidor
en nuestra sociedad, aunque se den todavía formas y desarrollos muy desiguales
(manteniéndose en no pocos lugares, la explotación, el maltrato y el abandono).
La sociedad de consumo actual nos muestra el auge que ha
alcanzado el emporio económico montado sobre y en torno al niño: moda infantil,
juguetería, turismo-ocio, educación, salud, etc. especialísimos de todo tipo de
consumo infantil.