Sin la tristeza no podría existir la alegría. Son
complementarias. ¿Cómo íbamos a saber lo maravillosa que es la risa si nunca
lloramos? La tristeza a menudo nos hace reflexionar, ahondar más en nuestros
sentimientos y motiva a superar y hacer frente a aquello que nos está haciendo
tanto daño.
¿Por qué nos sentimos tristes? ¿Qué podemos hacer para
evitarlo? Pero cuidado: la tristeza también puede llevar al niño a perder
ilusión y llevarle a la depresión. Siempre, tras un momento de tristeza,
debemos intentar que vuelva a aparecer la alegría. Y, si esto no es así, ya
aparecen síntomas como comportamientos agresivos, baja autoestima, duerme mucho
o poco, come de manera irregular, interés por irse de casa o conversaciones
sobre el suicidio deberíamos consultar con un especialista.
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