Cierto, la ira es la 'menos lista' de las emociones. Cuando se
deja llevar, no existe el razonamiento. Explota. Pero es necesaria, sí. A veces
la ira desemboca luego en tristeza... y la tristeza da paso a la alegría. De la
ira también se aprende.
Es normal que aparezca ira en nuestro hijo cuando alguien le
pega, o cuando se aprovechan de él. Es en cierta forma un arma de defensa, una
forma de entender 'esto no me gusta' ¡esto me enoja'... 'no quiero sentirme
así'. Y en ese momento ira pone en marcha un mecanismo para pensar cómo
defenderse ante todo eso que le provoca enfado.
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