miércoles, 29 de septiembre de 2021
Las tres etapas psicológicas del desempleado
Las diferentes etapas
psicológicas del desempleado son fases sucesivas por las que atraviesa una
persona que ha perdido su trabajo y no logra conseguir un nuevo empleo. El
apoyo del entorno, así como un abordaje activo impiden que se desemboque en la
depresión.
La falta de trabajo
remunerado es una situación que no solo afecta las finanzas, sino también a las
emociones y la mente en general. El fenómeno ya ha sido
estudiado y al respecto la profesora Susana Arancibia, de la Universidad del
Pacífico (Colombia), señala que se han definido tres etapas psicológicas del
desempleado.
Para la mayor parte de los seres humanos, la falta de
ingresos laborales supone un factor crítico en la vida. La misma experta indica que el trabajo vincula a los
individuos con su sociedad y les otorga un rol. Por esa razón el desempleo trae consecuencias importantes
que se manifiestan de manera diferente en cada una de las etapas psicológicas
del desempleado.
En general se piensa
que una persona que no tenga empleo formal es “improductiva”. Esto suele no ser cierto, ya que lo más común es que alguien sin trabajo se
dedique a realizar actividades domésticas o labores pasajeras que no son
reconocidas, pero también implican esfuerzo. Es por eso que al estar sin
trabajo tienen lugar las diferentes etapas psicológicas del desempleado, que
son las siguientes.
Escepticismo y entusiasmo
Al principio lo que el nuevo desempleado experimenta es
una especie de shock, que tiene diferentes niveles de intensidad. Si esperaba
quedarse sin trabajo el impacto no es tan grande, mientras que si esto se dio
súbitamente hay un efecto mayor. Con todo, la persona se niega a asumir su
nueva condición. Espera que lo llamen de nuevo de su anterior
empleo, o que “algo” suceda y todo vuelva a ser como antes.
Esta es una de las etapas psicológicas del desempleo que
se caracteriza por la ambigüedad. Al mismo tiempo que la persona quisiera
volver a su trabajo, también comienza a disfrutar de un
paréntesis de descanso y esto lo alivia de algún modo. Se dice a sí mismo que va a conseguir un nuevo empleo y
que eso ocurrirá relativamente rápido.
Estancamiento, una de las etapas psicológicas
del desempleado
La segunda de las etapas psicológicas del desempleado se
da cuando este comienza a darse cuenta de que conseguir un nuevo trabajo quizás
no sea tan fácil. Esta fase tiene lugar, por lo
general, entre los 6 y los 18 meses posteriores a la pérdida del empleo. La persona ha empeñado grandes esfuerzos en conseguir
un nuevo trabajo y nada de lo que hace da resultado.
La persona
desempleada comienza a llenarse de pesimismo y aparecen señales de
ansiedad. Piensa que tal vez hay
algo malo en él o ella. Es posible que haya episodios de insomnio y también
señales de irritabilidad y frustración. También son frecuentes los sentimientos
de culpa y vergüenza. La autoestima comienza a verse lesionada, así como la
autoconfianza.
Desinterés y desesperanza
Entre los 18 y los 24
meses posteriores a la pérdida del empleo, comienza otra de las etapas psicológicas
del desempleado. En esta fase aparece
una cierta resignación frente a su condición. Hay tristeza, sentimientos de
inferioridad y apatía. Todo se ve como si no existiera una salida, o como si
todo esfuerzo fuera inútil. La percepción de fracaso se apodera de la persona. Esto se va incrementando a medida que pasa el tiempo y tras los 24 meses, se
incrementa esa resignación, al punto en que prácticamente dejan de buscar un
nuevo empleo. Ven con escepticismo cualquier posible opción de
trabajo y experimentan una frustración crónica. La persona se siente menos
capacitada que los demás y puede caer en depresión. Su motivación es
básicamente nula.