lunes, 2 de noviembre de 2020

Disciplina Positiva

Cuatro pasos para dar seguimiento efectivo:

Posibilita una discusión amigable en la que cada cual exprese sus sentimientos y pensamientos acerca de un asunto en particular.

Haz el ejercicio de la lluvia de ideas (“brainstorming”) para obtener posibles soluciones y escoger una en la cual tú y tu niño estéis de acuerdo.

Llega a un acuerdo con el niño poniendo un tiempo específico.

Explica al niño lo que conlleva el acuerdo del tiempo específico, que ese acuerdo o trato requiere hacer algo en un tiempo limitado.

 

Cuatro obstáculos que desafían la efectividad de dar seguimiento:

Querer que los niños tengan las mismas prioridades que los adultos.

Prejuzgar en vez de establecer el asunto.

No fijar acuerdos con anticipación: no poner una fecha límite.

No mantener la dignidad ni el respeto por el niño ni por ti mismo.



 

"La Disciplina Positiva es educar desde la amabilidad y la firmeza".

 

Los criterios para una disciplina positiva:

Amable y firme al mismo tiempo, respetuosa y motivadora.

Vinculación saludable. Conexión que contribuye a que los niños se sientan sentidos, significativos e importantes.

Eficaz a largo plazo. Descartamos las herramientas a corto plazo que no salvaguardan la dignidad infantil ¡Para eliminar prácticas disciplinarias no respetuosas!

Error como gran oportunidad de aprendizaje. Enseña valiosas competencias sociales, respeto, interés por los demás, habilidad para resolver problemas, responsabilidad, participación, colaboración.

Pone de relevancia el valor y las fortalezas individuales a través de la capacitación y el aliento.

 


Disciplina Positiva

 

Es un modelo educativo para entender el comportamiento de los niños y la forma de abordar su actitud para guiarles en su camino siempre de forma positiva, afectiva, pero firme a respetuosa tanto para el niño como para el adulto.

Se basa en la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares y da herramientas a los padres para entender el comportamiento de sus hijos (incluso cuando no es adecuado) y reconducirlo con respeto, sin luchas de poder y siempre positiva.

Es un enfoque que no incluye ni el control excesivo ni la permisividad. Se basa en el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida.