miércoles, 7 de abril de 2021
Mitos sobre la Salud Mental Infantil
El sufrimiento de un
niño con problemas psiquiátricos es mucho menos evidente. Muchos niños y
adolescentes con problemas emocionales mantienen su sufrimiento en secreto.
Otros expresan sus sentimientos de forma peligrosa u ofensiva. Debido en gran
parte al estigma (miedo, vergüenza y malentendidos sobre los trastornos
psiquiátricos), la mayoría nunca recibe atención clínica.
Desmentir los mitos
sobre la salud mental infantil es fundamental para que más niños reciban la
ayuda y comprensión que merecen.
MITO 1: Un niño que tiene un trastorno psiquiátrico está dañado de por vida.
Un trastorno
psiquiátrico no es de ninguna manera una indicación del potencial de un niño
para la felicidad y la realización futuras. Si se reconocen y tratan las
dificultades de un niño (cuanto antes, mejor), tendrá muchas posibilidades de
controlar o superar los síntomas y convertirse en un adulto sano.
MITO 2: Los problemas psiquiátricos son resultado de una debilidad personal.
Puede ser difícil
separar los síntomas del trastorno psiquiátrico de un niño (comportamiento
impulsivo, agresividad o ansiedad extrema, por ejemplo) del carácter de un
niño. Pero un trastorno psiquiátrico es una enfermedad, como la diabetes o la
leucemia, y no un tipo de personalidad. No podemos esperar que los niños y
adolescentes tengan las herramientas para superar estos desafíos por sí solos,
pero pueden recuperarse con la ayuda de sus padres y un plan de tratamiento y
diagnóstico eficaces.
MITO 3: Los trastornos psiquiátricos son resultado de una mala crianza.
Si bien el entorno en
el hogar de un niño y las relaciones con sus padres pueden exacerbar un
trastorno psiquiátrico, estas cosas no causan el trastorno. Se considera que
cosas como la ansiedad, la depresión, el autismo y los trastornos del
aprendizaje tienen causas biológicas. La crianza de los hijos no tiene la
culpa. Pero los padres juegan un papel central al brindar un apoyo y cuidado
que son cruciales en la recuperación de su hijo.
MITO 4: Un niño puede controlar un trastorno psiquiátrico mediante la fuerza de voluntad.
Un trastorno no es una
ansiedad leve o una baja en el estado de ánimo. Es una angustia y disfunción
graves que pueden afectar todas las áreas de la vida de un niño. Los niños no
tienen las habilidades y la experiencia de vida para manejar condiciones tan
abrumadoras como la depresión, la ansiedad o el trastorno por déficit de
atención con hiperactividad o TDAH. Pueden beneficiarse profundamente del plan
de tratamiento adecuado, que generalmente incluye un tipo de terapia
conductual, y recuperar su salud y felicidad.
MITO 5: La terapia para niños es una pérdida de tiempo.
El tratamiento de los
trastornos psiquiátricos infantiles no es una terapia de conversación a la
antigua. En la actualidad, los mejores programas de tratamiento basados en evidencia para niños y adolescentes
utilizan la terapia cognitivo-conductual, que se enfoca en cambiar los
pensamientos, sentimientos y comportamientos que les están causando serios
problemas. Y la investigación ha demostrado que existe una ventana de
oportunidad (los primeros años en los que aparecen los síntomas), cuando las
intervenciones de tratamiento tienen más éxito.
MITO 6: Los niños están medicados de manera excesiva.
Dado que muchas voces públicas
(muchas sin experiencia clínica o de primera mano) han cuestionado el uso de
medicamentos en el tratamiento de trastornos psiquiátricos infantiles, muchas
personas creen que los psiquiatras recetan medicamentos a todos los niños que
ven. Sin embargo, la verdad es que los buenos psiquiatras tienen gran cuidado
al decidir si iniciar un plan de tratamiento para un niño que incluya
medicamentos, y cómo hacerlo (generalmente junto con la terapia conductual).
Nunca ponemos en duda si un niño con diabetes o un trastorno convulsivo debería
recibir medicamentos: deberíamos tomarnos las enfermedades psiquiátricas con la
misma seriedad.
MITO 7: Los niños superan los problemas de salud mental a medida que crecen.
Los niños tienen menos
probabilidades de “superar” los trastornos psiquiátricos que estos de
“convertirse” en enfermedades más perjudiciales. La mayoría de los problemas de
salud mental que no se tratan en la infancia se vuelven más difíciles de tratar
en la edad adulta. Debido a que sabemos que la mayoría de los trastornos
psiquiátricos surgen antes de que los niños cumplan 14 años, deberíamos tener
un gran incentivo para evaluar a los jóvenes en busca de problemas emocionales
y de comportamiento. Luego, podemos coordinar las intervenciones, mientras el
cerebro del niño responde mejor al cambio y es más probable que el tratamiento
tenga éxito.