La alegría es el motor que mueve la vida de nuestro hijo.
Todos queremos que nuestro hijo sea alegre, que sea feliz. Pero debemos
entender que es imposible que siempre sea así y que hay muchos niños a los que
les cuesta expresar esa emoción o sentimiento.
La felicidad está formada por grandes momentos de alegría y
pequeños instantes de ira, miedo, tristeza y asco. Porque alegría también
necesita del resto para continuar su camino.
Las emociones, esas grandes desconocidas para los niños.
Podemos ayudarles a comprenderlas. Siéntate con tu hijo, habla con él, expresa
tú las tuyas e intenta explicarle qué siente. ¿Está enfadado? Sintió ira. ¿Por
qué? Haz que se plantee todas estas preguntas y sobre todo, haz que entienda
que ninguna de estas emociones es mala. Todas, absolutamente todas, son
necesarias y de todas ellas se puede aprender.