viernes, 12 de marzo de 2021
Funciones de los Mecanismos de Defensa
Los mecanismos de defensa del sistema
psíquico tienen la función de mantener el equilibrio psicológico y permiten a
la persona seguir funcionando, minimizando las consecuencias de sucesos
demasiado intensos emocionalmente.
La defensa psicológica comienza a actuar si
se introducen elementos en el sistema psíquico, (como ideas o conceptos) que no
podemos aceptar y que desequilibran su funcionamiento.
También surgen cuando nos encontramos en
situaciones emocionales para las que no estamos preparados y no podemos, a
veces inconscientemente, ni aceptar ni elaborar.
Situaciones como, por ejemplo:
Una pérdida o cambio brusco de valores. La
adaptación a los nuevos valores supondría un gran periodo de adaptación o un
esfuerzo emocional excesivo.
Una pérdida de aquello que durante muchos
años hemos considerado verdadero y que no aceptamos cambiar.
Situaciones en las que hay que aceptar lo
que antes era inaceptable. El plantearnos que estábamos equivocados en nuestras
suposiciones o formas de actuar puede ser insoportable para el sistema
psíquico.
Reconocer en nosotros mismos áreas que son
sensibles o conflictivas y que no aceptamos de ninguna manera.
Situaciones en las que hay que afrontar
algo a lo que no nos atrevemos, pero que no aceptamos que no nos atrevemos.
Perder un ser querido o la perdida de
situación vital estable, es decir, una situación de duelo.
Un accidente que suponga replantear todos
nuestros valores, es decir, un acontecimiento traumático que suponga un cambio
total y radical en nuestra vida que no podemos aceptar a corto plazo.
En resumen, podemos decir que estos
mecanismos, se configuran como una defensa del sistema psíquico contra todos
aquellos estímulos externos o internos que vayan en contra de nuestra manera de
pensar o que nos desestabilicen emocionalmente y que impliquen un esfuerzo de
adaptación que no podemos hacer.
Los mecanismos de defensa son
insanos
Pero los mecanismos de defensa no son
sanos, pues no nos permiten adaptarnos de forma sana a la realidad, nos impiden
una interpretación real de las situaciones y no nos dejan afrontarlas de manera
sana.
Implican una rigidez en el procesamiento de
la información, que no nos permite hacer un análisis objetivo de nuestras
reacciones o de la realidad que nos rodea.
Nos hace ver los hechos que nos suceden o
nuestras reacciones de una forma sesgada e inflexible, o simplemente a no
verlas, a no “darnos cuenta”.
Por esto los mecanismos de defensa son
insanos, nos distorsionan la realidad y no nos dejan ser conscientes de
nuestras limitaciones y carencias, por lo que no nos permiten crecer como
personas.